lunes, 10 de diciembre de 2012

SONRISAS Y LÁGRIMAS

Sala: Teatro Coliseum Autores: Richard Rodgers y Oscar Hammerstein II (adaptación de Miguel Antelo) Director de escena: Jaime Azpilicueta Director musical: Julio Awad Intérpretes: Silvia Luchetti, Carlos Hipólito, Noemí Mazoy, Jorge Lucas, Yolanda García, Paris Martín, etc. Duración: 2.45' (entreacto de 15 minutos).
Información completa (el enlace inactivo puede significar que la función ya no esté en cartel)


Cada vez que veo Sonrisas y lágrimas experimento un deseo violento de estrangular a los niños con las dichosas cortinas: mi sensibilidad tiene contraindicados los excesos de buen rollo. Pero algo tendrá el agua cuando la bendicen, y éste es un musical que lleva decenios encandilando a millones de personas. Probablemente, por una música excelente que salva el, a mi modesto entender, endeble libreto. Los malos malos (la baronesa debería ser pérfida y no pasa de torcidilla en algún momento aislado) aparecen demasiado tarde: lo prueba el subidón que experimenta el Coliseum cuando se despliegan las esvásticas. No es grave, buena parte del mejor teatro musical, incluidas algunas excelentes óperas del repertorio italiano, tiene libretos peores. Pero ahí está la música de Rodgers para justificarlo todo: desde My favorite things (una de las canciones más versionadas de la historia) hasta Climb every mountain, pasando por Maria o Sixteen going on seventeen, no hay desperdicio. Bueno, sí: la más popular (Do, Re, Mi) a mí me resulta insoportable, sobre todo con la psicotrópica letra de en castellano de la película, que supongo que se ha respetado porque el público se la sabe.

Silvia Luchetti
La versión de Azpilicueta aprueba con nota las materias imprescindibles del género: interpretación musical y aparato escenográfico. Luchetti canta de maravilla, aunque es una actriz un poco fría. Ahora que Hipólito también canta (desde Follies), hay que empezar a pensar que todo lo hace bien. Yolanda García es un pelín mayor para el papel, pero está estupenda, bien acompañada por Paris Martín y Jorge Galaz. Notable el coro de monjas, con Noemi Mazoy de abadesa. Como siempre, Trinidad Iglesias se adueña del escenario cada vez que lo pisa. El resto cumple sobradamente.

Me fijo siempre en los niños: los de mi función parecían pasarlo en grande. Con la que tenemos encima, quizá no sobren en la cartelera espectáculos blancos, con gente simplemente buena.
                                               P.J.L. Domínguez