viernes, 21 de noviembre de 2014

EL PROFE

Sala: Réplika Teatro Autor: Jean-Pierre Dopage (versión de Fernando Gómez Grande) Director: Jaroslaw Bielski  Intérprete: Gabriel Garbisu Duración: 1.25'
Información práctica (el enlace no operativo puede significar que la función ya no esté en cartel)

Cualquiera con un pelín menos de modestia que Fernando Gómez Grande haría escribir "versión" antes de su nombre en el programa de mano, en vez de simplemente "traducción". Trasvasar al castellano L'enseigneur (título belga original de lo que después, en Francia, se convertiría en Le prof) estaba plagado de escollos sorteados con pericia: juegos de palabras, referencias a la cultura histórica, excursos ligados a una palabra... Imposible hablar de la función sin hacer referencia a esta impecable versión, que no haría sospechar la procedencia desde otro idioma si no estuviéramos advertidos.

El profe parece un texto muy convencional durante mucho tiempo. Un profesor de secundaria -que no sabemos muy bien en qué contexto nos está hablando- relata sus desventuras en el aula. Algo muy familiar para todo el que haya leído Wilt o conozca a mi prima C, cosas, ambas, indisolublemente unidas en mi cerebro. C. aprobó las oposiciones a secundaria, y su experiencia fue tan infernal que no fue capaz de terminarse el libro. La mención tangencial y jocosa de los problemas del héroe con los alumnos de Carne-1 (trabaja en un centro de F.P. que forma futuros carniceros) resultó excesiva para su machacada sensibilidad. Mi prima abandonó la profesión. El protagonista de El profe también, aunque por motivos más serios que no puedo desvelar.

Estábamos en que el texto es muy convencional durante mucho rato. Es más o menos lo que uno se espera: el relato de un individuo cuya vocación por la enseñanza se ve frustrada por unos alumnos imposibles y un sistema que, lejos de intentar superar la dificultad, se ha concentrado en mantener un statu quo que produzca la menor molestia posible a los profesionales que lo componen. Si alguno de ustedes cree que esto es parte de la ficción de la pieza teatral, olvídenlo. No diré, desde luego, que es la situacion generalizada de la enseñanza, pero se da con frecuencia. Yo tuve una vez un problema con una alumna que me produjo un pequeño roce con la estructura docente, exactamente como los de El profe. La dirección pretendía que aprobara a una perfecta inútil, porque "es de una familia muy culta y muy apreciada aquí". No les diré dónde era "aquí". Pues bien, lo más sorprendente -porque, al fin y al cabo, aunque la actitud de la dirección fuera profesionalmente impresentable y éticamente reprobable, tenía sus motivos para mantenerla- fue el comentario, sinceramente sorprendido, de uno de mis compañeros: "Pero... ¿tú no has aprobado ya la oposición? Yo, desde que soy fijo no hago nada". En fin. 

El profe nos cuenta algo de su pasado familiar y mucho del trato denigrante que le propinan los alumnos. Vamos viendo venir que tanta humillación le ha llevado a algo poco común, que constituirá el nudo de la historia. Llega con poca sorpresa la cosa poco común que esperábamos y no parece suficiente nudo, aunque provoca un cambio en la situación que comienza ya a prestar un cierto espesor a la peripecia. Pero entonces llega la explicación del contexto que desconocíamos. ¿Por qué está este hombre contando todo esto a un grupo de espectadores? Y la respuesta a esa pregunta imprime un giro radical a la función, y convierte el monólogo en un canto al teatro y en un relato emocionante.

Gabriel Garbisu en De la vida
de las marionetas.
Todo lo que he visto de Bielski me ha gustado. Eso incluye Alicia, De la vida de las marionetas, Historia repugnante de una madre, Noches blancas, El loco y la monja y Los emigrados (codirigida con Socorro Anadón). Les detallo la lista, porque no es frecuente que entre tanto título no haya un solo patinazo, aun siendo dos de ellos trabajos de los alumnos de su escuela. El profe está dirigida con modestia, dejando -me pareció, estas cosas son difíciles de establecer desde fuera, les cuenten lo que les cuenten- bastante espacio libre al actor. Garbisu es un tipo muy solvente al que también he visto bien siempre. La última vez, creo que en De la vida de las marionetas. Está muy bien aquí, muy centrado, absorbido por el personaje y muy en contacto -visual, emocional, de interlocución- con el público. El aparentemente ingenuo planteamiento inicial se carga de pronto de significado con la revelación que les mencionaba más arriba, y texto, dirección e interpretación crecen de golpe, iluminando retrospectivamente los ochenta y cinco minutos de función que sabían muy bien hacia dónde querían ir. 

Cualquiera puede disfrutar de ella, pero -lo decía hoy en la Guía del Ocio- los profesores de secundaria lo pasarán como enanos viendo en escena tanto sus pesadillas como algunas de las ideas más delirantes que, seguramente, les sugiere su cerebro de vez en cuando. ¿Se han enterado los sindicatos de la enseñanza de que está en cartel? Alguien debería informarlos: ayer mismo, un dirigente de ANPE explicaba en la radio los resultados de un estudio sobre el trato desconsiderado a los profesores. Deberían verla.

P.J.L. Domínguez
           

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