jueves, 12 de marzo de 2015

DELICIA

Sala: La Casa de la Portera Autora: Triana Lorite Director: Alberto Velasco Intérpretes: Juana Andueza, Juana Cordero, María Reyes, David Bueno y Lucía Caraballo Duración: 55'
Información práctica (el enlace no operativo puede significar que no está en cartel)




Comenzaba el otro día la crítica de La abducción de Luis Guzmán con un resumen muy sucinto, que me temo que vuelve a ser de aplicación:


Texto 1, dirección 0.


Yo diría que Delicia es prima de Cerda: pertenecen a una familia en la que la excentricidad o, más francamente, el desequilibrio, alcanzan la categoría de virtud. Un tipo de surrealismo autóctono que parece trasudar de las paredes de La Casa de la Portera. La pieza tiene muchas virtudes: avanza como un tren, procura sorpresas, es coherente en su delirio, dibuja un par de personajes gloriosos. Pero me temo que la puesta en escena se le queda justa. El tren hace bastantes paradas en estaciones no previstas. Y el elenco está bastante desequilibrado, no sé si también en origen (en lo que se refiere a la capacidad de cada uno) o sólo en el concierto de sus registros. 

Con esto del "concierto de los registros" que me ha quedado tan mono, Velasco ha reproducido el famoso problema del barquero que tiene que lidiar con el lobo, la oveja y la berza sin que ninguno sufra daños irreparables. Ha metido en el mismo espacio a cinco seres provenientes de planetas diversos, y el guirigay es considerable. Es como si en el bar de La guerra de las galaxias cada alienígena tocara su propia música. Emerge majestuosa -una especie de esfinge maragata, oxímoron que nunca he entendido en qué momento psicotrópico se le ocurrió a Concha Espina, pero que me ha parecido siempre riquísimo de contenidos hiératicos- Juana Cordero, a la que le da lo mismo estar muerta, hablar con la Virgen o lucir los cuernos de la foto de arriba. Todo lo hace con la misma naturalidad. Tengo la sensación de que esta mujer rendiría lo mismo en El Mikado que en La malquerida, y ya me entienden. Por favor, ponganla a hacer más teatro.

Desde luego, si son de los que buscan información en la red antes de decidirse a ver un espectáculo, yo no me perdería éste. Con las deficiencias apuntadas, mantiene una considerable capacidad de provocar la estupefacción, esas agradables cosquillas del intelecto. Además, verán a Juana Andueza. Una fuerza de la naturaleza, quizá complicada de encajar en una estructura organizada, pero que nadie debería perderse al menos una vez en la vida.

P.J.L. Domínguez
          

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