jueves, 5 de marzo de 2015

LAS AMISTADES PELIGROSAS

Sala: Matadero (Naves del Español) Autor: Pierre Choderlos de Laclos (versión de Javier L. Patiño y Darío Facal) Director: Darío Facal Intérpretes: Carmen Conesa, Edu Soto, Iria de Rio, Lucía Díez, Mariano Estudillo y Lola Manzano Duración: 1.40'
Información práctica (el enlace no operativo puede significar que ya no está en cartel)


Conesa, Manzano y Díez.
A veces, los montajes son como una apuesta. Queda más fino lo de tour de force, pero viene a ser lo mismo. ¿Recuerdan lo que cuentan de Virgin Express? El dueño de Virgin Records (y de más cosas) presumió delante de unos amigos de poder hacer rentable cualquier negocio, y alguien le dijo que se atreviera con una línea aérea en Europa. Y hala, montó una. 

Los directores de escena parecen a veces plantearse retos parecidos. ¿Qué te juegas a que hago Las amistades peligrosas con ropa de época, sin escenografía, intérpretes a la vista todo el tiempo, música en directo que hagan ellos mismos y micrófonos de cable en danza por aquí y por allá durante toda la función? Y hala, la monta. Hay que tener un buen par de narices. Y no sólo: hay que tener el criterio suficiente para saltarse en el momento en que haga falta cualquiera de las reglas arbitrarias que uno se ha impuesto. En esta función, la regla que había que saltarse en algún momento era la de la pareja hablando a un micrófono que uno de ellos sostiene y que acerca a su boca o a la de la interlocutora según se precise. Pero no nos adelantemos.

No se puede decir que la victoria sea por goleada. Pero si releen la frase en negrita de más arriba convendrán, quizá, conmigo en que el riesgo de catástrofe era elevadísimo. Fui temblando. Facal sale del paso con bastante gracia, lo puedo decir con seguridad (con seguridad respecto a mi propia opinión quiero decir, habrá otras) ahora que han pasado casi dos semanas desde que la vi y se me ha asentado el recuerdo. Hay, desde luego, momentos en los que la cosa se despista un poco: sobre todo, los ya mencionados, en los que Edu Soto tiene que andar manejando un micrófono que maldito favor le hace al fluir del diálogo. Pero, en general, esta función de teatro teñida de performance evita el aspecto de boutade que a menudo tienen estas ideas. Con la ayuda, hay que decirlo, de una muy buena versión (les recuerdo, por si les flaquean las neuronas, que Les liaisons dangereuses es una novela epistolar y que, por si eso fuera poco, los adaptadores tienen que luchar contra el recuerdo de una película deslumbrante).


La foto da idea del aspecto escenográfico de la función, aunque no puedo jurar
que esté tomada en el Matadero.
Y de los intérpretes. Que Carmen Conesa y Edu Soto podrían con cualquier micrófono interpuesto no me suscitaba la menor duda. Sorpresa (sorpresa debida a mi ignorancia, porque esta mujer ha hecho muchas cosas) la de Lola Manzano, capaz de decir la mayor burrada sin descomponerse. Sorpresa la de Lucía Díez, que las da todas en su sitio y encima es monísima (importante esto en un papel en el que debe superponer el candor al vicio, empleando la terminología de la época). Menos sorpresa la de Mariano Estudillo, que ya me pareció estupendo en Los iluminados y En el estanque dorado y que me parece que puede albergar toda la ambición que quiera. Algo más plana Madame de Tourvel.


P.J.L. Domínguez
          

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