lunes, 23 de marzo de 2015

SALVATOR ROSA O EL ARTISTA

Sala: Teatro María Guerrero Autor: Francisco Nieva Director: Guillermo Heras Intérpretes: Isabel Ayúcar, Beatriz Bergamín, Alfonso Blanco, Javier Ferrer, Gabriel Garbisu, Carlos Lorenzo, Ángeles Martín, Juan Matute, Juan Meseguer, Nancho Novo, Sergio Reques, Sara Sánchez, José Luis Sendarrubas y Alfonso Vallejo Duración: 2.00'
Información práctica (el enlace no operativo puede significar que no está en cartel)

Juan Matute y Juan Meseguer
Salvator Rosa fue escrita allá por 1988 y ha envejecido mal. Tiene un aire polvoriento a farsa anticuada, a neobarroco abigarrado, a texto-texto-texto inflado, abarrotado de lugares comunes, ideas recibidas y hasta chistes que, no por tomar como objeto de mofa el propio rebuscamiento del lenguaje, lo redimen. Lo que se representa estos días en el Valle-Inclán es

I N S O P O R T A B L E M E N T E  A B U R R I D O

No negaré su valor literario intrínseco. El valor que puede emerger de su lectura, quiero decir. Pero representada es imposible. Tengan en cuenta que la broma dura dos horas. Mi acompañante: "Nunca había tenido tantas ganas de salir de un sitio". 

En suma, que levantar este texto era tarea de titanes y que no se ha logrado. Quizá se podía hacer mejor, pero la responsabilidad de Heras es limitada. Si me apuran, casi les diría que la puesta en escena -de amontonada e invasora escenografía, gesto ampuloso y trazo grueso- es la que la obra demanda. 

Los intérpretes hacen todo lo que pueden para que uno no caiga muerto de su butaca. Estupendos Meseguer (lo tienen en la foto) y su malísima hija (Isabel Ayúcar). Estupendo Carlos Lorenzo (Montgomery Clift en el Cliff de Alberto Conejero) y estupenda Ángeles Martín (que no sé cuántos Nievas lleva estrenados) como rotunda cortesana. Me temo que dos actores como Gabriel Garbisu (que viene de hacer El profe) y Nancho Novo (al que la varita del hada Favor del Público ha tocado en su encarnación del Cavernícola) ven severamente limitadas sus posibilidades con los papeles que les han caído. Masaniello no es más que un monigote alucinado que se arrastra de aquí para allá. Salvator Rosa, una caricatura de brocha gorda del artista egocéntrico pero encantador, canalla pero adorable. Insisto: de brocha gorda. Novo consigue, y no es poco conseguir, que no resulte insufrible.

Lo mejor de la función es, con diferencia, el vestuario de Rosa García Andújar. Es posible que la música de Marco sea excelente, porque así parecen sugerirlo los pocos compases a los que se les permite sonar. Pero entra en ráfagas fugaces que no se sabe ni para qué entran ni por qué salen a los dos segundos. Vaya forma de maltratarla.
P.J.L. Domínguez


Les dejo el enlace a la crítica de Javier Vallejo y a la de Ignacio García Garzón (tengo la sensación, como la tendrán ustedes, de que hemos visto piezas distintas) y a los blogs Desde el patio y Vida en escena, cuyos autores debieron de aburrirse tanto como yo.  Será que somos unos ignorantes. Perdón, iznorantes.
          

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