domingo, 5 de junio de 2016

TIERRA DEL FUEGO

Sala: Naves del Matadero Autor: Mario Diament Director: Claudio Tolcachir Intérpretes: Alicia Borrachero, Tristán Ulloa, Abdelatif Hwidar, Juan Calot, Malena Gutiérrez y Hamid Krim Duración: 1.15'
Información práctica (el enlace no operativo puede significar que no está en cartel)


Alicia Borrachero, Malena Gutiérrez, Tristán Ulloa y Abdelatif Hwidar
La vi el 21 de abril, y fíjense. Más de un mes rondándome las neuronas. Y, por más vueltas que le doy, no le veo mucha gracia. Nací y me crié en un lugar en el que la violencia política era un rasgo más del paisaje. Así que, como todos los que me rodeaban y tenían un par de dedos de frente, me hice estas preguntas que el texto plantea muy, muy joven, casi como en un rito de paso a la edad adulta. Era imposible no tener opinión y no tenerla bien fundada. Lo que aquí se trata es el ABC, es de dos más dos. Siempre funciona igual, en cualquier lugar del planeta y con la violencia al servicio de la causa que sea, la independencia de Nagorno-Karabaj o la mayor gloria de Alá (mejor poner ejemplos lejanos, porque este asunto está envenenado, y es prácticamente imposible decir algo que no sea malinterpretado por quien ande buscando tres pies al gato).

Tierra del fuego ni se pregunta ni se responde nada que no se le pueda ocurrir al espectador en la soledad de su salón. Eso no la descalifica en absoluto, porque el teatro no está obligado a avanzar ideas, como sí lo está, por ejemplo, un ensayo filosófico. A lo que está obligado es a presentar lo que presente -en este caso, dilemas morales- de forma veraz y entretenida, en el más alto sentido de la palabra "entretenida". El problema de Tierra del fuego es, por una parte, que a ratos más parece un ensayo (ensayo en el sentido de "escrito en prosa" y no de "acción de ensayar") que una función de teatro: más que mostrar los conflictos de forma implícita habla sobre ellos de forma explícita. Como si los personajes de Hamlet discutieran sobre si el príncipe se debe a la memoria de su padre muerto o al amor por su madre viva, en lugar de hacer cosas. Por otra, cuando la historia se despega -por fin- un poco de este didactismo pelín moroso para acometer la fábula que debe iluminar el fondo de toda la cuestión, no se puede decir que haya mucha imaginación desplegada. La protagonista se topa con [ATENCIÓN SPOILER] el pasado de su padre, reo de la misma violencia que con sacra indignación condena su entorno. Su padre. Además, esto se confirma por la peripecia de un pequeño objeto, reflejado en el título de la pieza... ¿A qué me suena todo esto? Ah, sí. A La caja de música. No pasa nada si unas cosas recuerdan a otras. La cultura es la historia milenaria de cómo unos copiamos a otros. Pero Tierra del fuego no alcanza la altura de sus originales. Salí con la intensa sensación de que alguien había intentado escribir Incendies explicada a los niños. Incendies más corta, más fácil, más sosa.

* * *
Eso en lo que atañe al texto. La puesta en escena es correcta, pero poco más. Desde luego, nada a la altura de Emilia, que creo que es lo último de Tolcachir que hemos visto, y tanto menos de su antológica trilogía. Estuve en el estreno -cosa que suelo evitar como la peste, ya les contaré por qué- y a veces los estrenos muestran un aspecto distorsionado de lo que la función terminará siendo, pero, hecha esta salvedad, los actores principales estaban un poco raros. Alicia Borrachero, una excelente actriz, como todo el mundo sabe, no estaba centrada. Hablaba, además, con un extraño lío de acentos. Abdelatif Hwidar, el antagonista, plano de toda planitud. Ulloa, todo el tiempo para abajo. Se salvaban Juan Calot y Malena Gutiérrez.

En fin, como les dije de El jurado, no va a ser la función de la temporada, pero no vayan a creer, después de todo lo que les he dicho, que es un desastre: se deja ver.

* * *
Tengo montones de cosas retrasadas sin reseñar. Todos los años por estas fechas me amontono y voy ya sin resuello. Por si al final no me da tiempo a escribir en extenso: los que gusten más de la aventura del descubrimiento que del placer del acabado perfecto, no se pierdan Equus (Arte&Desmayo), Tom en la granja (Cuarta Pared) y La tempestad (La Puerta Estrecha). 
P.J.L. Domínguez
          
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