viernes, 14 de abril de 2017

ZENIT

Sala: Teatro María Guerrero Autores: Ramón Fontseré y Martina Cabanas Director: Ramón Fontseré Intérpretes: Ramón Fontseré, Juan Pablo Mazorra, Julián Ortega, Pilar Sáenz, Dolors Tuneu y Xevi Vilà Duración: 1.30'
Información práctica (el enlace inactivo puede significar que la función ya no esté en cartel)




Ésta fue mi crítica en la Guía del Ocio:

REÍR POR NO LLORAR

Todas las generaciones que nos han precedido han pensado en algún momento que el mundo se iba al garete. Si eso significa que el hundimiento de la realidad conocida al que asistimos es un espejismo, habrá que asimilar que hay espejismos en alta definición. Els Joglars pone su sarcástico dedo en la llaga del periodismo, otro cimiento de nuestras libertades que creíamos eterno y que se desmigaja ante nuestro pasmo. Telediarios repletos de niños ingeniosos, curiosidades naturales y promoción del cine de la casa. Prensa (seria) con la Merkel y la receta de berenjenas en alegre yuxtaposición.

Els Joglars se mantiene en su estilo y da lo que esperamos, una sátira -estirada en muchos momentos hasta la farsa desatada- con envoltorio escenográfico esencial. Con el viejo truco del humor, riéndose para no llorar, arrean mandobles a todo lo que se mueve. Algunas escenas están especialmente conseguidas -el coro del hula-hoop, la degollación en pause- pero lo principal es que el ritmo se mantiene, quizá el reto más comprometedor en este tipo de estructura de escenas sueltas con una trama que no pasa de pretexto. Fontseré -autor con Cabanas, director, protagonista- es alma de la función, pero me gustó mucho Julián Ortega, uno de esos actores capaces de sacar adelante lo que les echen.

1.- Olvidé mencionar la pantomima inicial, un resumen sui generis de la historia universal, paso del Mar Rojo, crucifixión e invención de la imprenta incluidos. Una delicia muda armada con cuatro elementos de utilería.

2.- Julián Ortega ha paseado durante varios años La tigresa, un monólogo de Dario Fo, por medio país. Lo represesentaba seguido de El primer milagro del Niño Jesús e Ícaro y Dédalo. No sé si lo seguirá haciendo, pero si les cae cerca no se lo pierdan.

3.- En esta redacción disparatada, menos alejada de la realidad de lo que podría pensarse, se pasa el vídeo de una degollación islamista. El vídeo no es tal: la escena la representan dos actores. Cada vez que  está a punto de llegar el momento cruento, el pause con el mando a distancia congela la acción. ¿Esto es reírse de algo horrendo? Sí, lo es. Es lo que la sátira pretende desde que tenemos memoria: hacer posible la reflexión sobre el horror con la vaselina de la risa. ¿Esto es humillar a las víctimas? Por supuesto que no. Precisamente, la crítica se dirige hacia la utilización mercantilista del sufrimiento. No nos reímos de la víctima, sino del cinismo de quien la utiliza. O sea: el fondo de la operación demanda, en última instancia, dignidad para la víctima. Pero es como si estas elementales explicaciones resultaran de una sutileza imposible de alcanzar para algunas mentes. Me pregunto qué le pasaría a quien probara a hacer lo mismo en un escenario, pero sustituyendo al ISIS por el terrorismo autóctono. No es ninguna casualidad que Joglars se instale en ese borde extremo de lo consentido: aprendieron a hacerlo bajo una dictadura. La deriva de limitación de la libertad de expresión a la que estamos asistiendo es escalofriante. 
P.J.L. Domínguez
          

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