lunes, 22 de mayo de 2017

LA TERNURA

Sala: Teatro de la Abadía Autor y director: Alfredo Sanzol Intérpretes: Paco Déniz, Elena González, Natalia Hernández, Javier Lara, Juan Antonio Lumbreras y Eva Trancón Duración: 1.15'
Información práctica (el enlace inactivo puede significar que la función ya no esté en cartel)

Trancón, Déniz, Hernández y Lara

Ésta fue mi crítica en la Guía del Ocio:

DE CARNE Y HUESO

Sanzol ha tomado las comedias de Shakespeare, ha deducido sus leyes y reproducido (que no parodiado) el estilo, y le ha salido La ternura. Podría esperarse un engendro ortopédico sin alma o, a lo sumo, un ejercicio de estilo, un pastiche culto. Es mucho más, porque, antes de esta operación, Sanzol compartía ya con su modelo una fecunda capacidad para el dibujo de los caracteres con el pincel de la comedia. Unos toques con ese instrumento le bastan para generar criaturas de carne y hueso que se agitan en sus pequeños dramas bajo la mirada compasiva de su creador. Y de la nuestra, porque nos reconocemos en las mismas manías y obsesiones de la trama sencilla, llena de magia y humanidad, en la que resuenan La tempestad, Cuento de invierno o El sueño de una noche de verano.


    Me veo al final rodeado de caras sonrientes que buscan las miradas ajenas, y es que La ternura provoca exactamente eso: una corriente de ternura hacia los personajes y –de rebote- hacia nosotros mismos. Sanzol ha escrito para sus intérpretes, y se nota: no hay uno que no tenga varios momentos de gloria. Pero son quizá los dos personajes de más edad los que más jugo sueltan, por su mayor contraste de sentimientos. Elena González da una lección magistral titulada “cómo hacer un papel cómico sin perder la seriedad un instante” y Lumbreras compone un payaso admirable.

Y lo que no cabía allí:


Mientras nadaba esta mañana pensando en la función, se me aparecía refulgente una cosa que ha pasado desapercibida. Esto no se podía hacer con otros actores. Estoy siendo irónico (mejor advertir): lo ha dicho todo el mundo. Es una manera de hablar, claro está, siempre se puede hacer con otros. Lo que queremos decir con esa expresión es que la pieza parece parida expresamente para los seis, porque los intérpretes se amoldan tan bien al texto que parece que sea el texto el que se les amolda. Bueno, en este caso, hasta probablemente será así, siquiera en parte. Sanzol ha trabajado con gente que conoce muy bien. En cualquier caso, escriba con los actores en mente o perfectamente a su bola, el efecto es muy intenso esta vez. Como si la pieza les perteneciera.

Se me ha ocurrido que tendré lectores a los que les apetecerá echar un vistazo a cosas que hayan hecho con anterioridad, así que voy a dejarles los enlaces a las entradas que los mencionan.

Paco Déniz: Jardiel, un escritor de ida y vuelta, Vida de Galileo, Esperando a Godot (lo único que no le he visto redondo a Sanzol).

Elena González: Serena apocalipsis, Enrique VIII . Como apunto en la crítica en papel, esta mujer se las ha arreglado para representar con la misma majestad la Catalina del Enrique VIII y la Reina Esmeralda de esta comedia. Sólo que aquí se las arregla para hacer reir sin mover una ceja. ¿Cómo? Misterios de la interpretación. Suelta lo de "Tengo un plan" como para convertirla en una de aquellas frases del Un, dos, tres que todo el país repetía el lunes.

Natalia Hernández: Carlota, El lindo Don Diego. La mujer de la voz mágica. Como Esperanza Pedreño, se la puede llevar a un registro casi grotesco de efecto cómico o a la modulación aterciopelada de las dobladoras de Lo que el viento se llevó. Si hubiera nacido en Wisconsin, la conocería todo el planeta. Una reina de la comedia esperando todavía -me temo- un grandísimo papel protagonista. ¿La Mujer asesinadita? Algo así.

Javier Lara: Todo el tiempo del mundo. Vaya, estoy seguro de haberlo visto en más cosas, pero he debido de olvidar etiquetarlo. No encuentro un maldito curriculum en red. Snif.

Juan Antonio Lumbreras: Esperando a Godot. Lo vi en El inspector, pero tengo esas críticas sin subir (qué pereza). También en Locos por el té -la pieza no estaba a su altura- y en la estupenda, extraña y desapercibida Canícula. Juraría que he visto más cosas suyas, pero no las encuentro ahora... qué desastre.

Eva Trancón: Estaba a punto de decir "no conocía a Trancón" cuando he pasado por Canícula. Miren lo que escribí sobre ella: "Las dos están de muerte, no me explico cómo no había visto nunca a Eva Trancón. Actúa en el Edipo de Sanzol, que evito desde antes del verano, porque me da una pereza tremenda una función que -por lo que me han dicho ya varios chivatos de mi confianza- no pasa de ser una lectura dramatizada. En fin, a lo mejor voy por confirmar esta excelente impresión sobre la actriz. Perdonen el tópico, pero no puedo evitar verlas a ambas en unas Criadas entre siniestras y bufas". No vi el Edipo, así que La ternura me ha servido para la confirmación: esta mujer es la bomba, qué aplomo.
P.J.L. Domínguez
          

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