SOBRE TEMPESTAD




Si han visto el comentario que figura al pie de mi crítica de Tempestad, saben de qué va lo que sigue. Quizá sea necesario responder a una pequeña parte de lo que allí se lee, por aquello de quien calla otorga.


1) Mi crítica vierte opiniones sobre la obra. El comentario del director vierte comentarios sobre mí. Hay una diferencia relevante. Entre otras muchas cosas, me llama mentiroso. A esas cosas no debo responder. 

2) Toda labor pública está sujeta a opinión. Si esto es lo que el director piensa de mi crítica, me parece muy bien, está en su derecho. ¿Cómo era aquello? No comparto su opinión, pero daría mi vida por su derecho a defenderla, o algo así. No daría mi vida, pero me parece muy bien que discrepe. Como si es a voces.

3) La mordacidad es una cosa y la falta de respeto, otra. Casualmente, Ordóñez ha publicado hace tres días un artículo sobre el asunto. Veran ahí que hay cosas ante las que mi estilo es más bien moderado.

3) Lamentablemente, no soy tan joven como él. Pero en cualquier caso, esto no va a ser "el principio de una larga enemistad", al menos por mi parte. Pueden creerme o no, pero ni rastro de tal cosa en mi fuero interno. Ahora mismo, sólo una cierta sensación de tristeza.

4) Sergio Peris-Mencheta ocupa, en cuanto a consideración, estima, reconocimiento y fama, una posición unos diez mil metros por encima de la mía, que soy un perfecto don nadie. Como bien dice, a su función le han llovido las críticas elogiosas. No sé si hay mucha proporción entre esos dos datos y el enfado que trasluce su comentario. Dicho de otra manera: mi crítica es un pequeño arañazo en la carrocería de un Rolls. Mientras que su anunciada "enemistad" podría hacerme mucho daño si -los dioses no lo quieran- se decidiera a ejercerla activamente. Me parece que un creador tiene cosas mucho mejores que hacer que enemistarse con un crítico, por idiota que le parezca.

5) He recibido muchos elogios sobre mi calidad como crítico, siempre de aquellos a quienes he elogiado. He recibido alguna reprimenda como ésta, siempre de aquellos a quienes no he elogiado. Nunca al revés. Nunca nadie a quien he puesto bien ha dicho "bueno, pero eres un crítico mediocre". Ni nadie a quien he puesto mal ha dicho "es un buen crítico". Es un dato a tener en cuenta, ¿no? 

Ya vale. Si tengo tiempo, me gustaría poner por escrito lo que opino sobre la tarea del crítico. En abstracto, y no ciñéndome a una anécdota. Si consigo hacerlo, les dejaré el enlace. Pero es complicado que encuentre tiempo. ¿Saben por qué? Porque de esto no vive casi nadie, y hay que dedicarle, al margen de lo que le da a uno de comer, un tiempo y un esfuerzo ímprobos; saliendo de casa a deshoras tres o cuatro veces por semana, haga el tiempo que haga y tenga el humor que tenga; sacrificando los fines de semana; viendo y viendo y viendo cientos de funciones; intentando aferrar con desesperación el mínimo motivo para hacer una crítica positiva; sufriendo con los intérpretes cuando tantos esfuerzos no llevan a nada; luchando a brazo partido con los propios afectos para no perjudicar la independencia de la opinión; repitiéndose que esta actividad, con la que no se gana ninguna amistad y sí muchos resquemores, es fundamental en el engranaje del teatro y su recepción; luchando con los amigos bienintencionados y con la propia voz interior que aconsejan callarse la boca cuando la crítica puede molestar a un personaje relevante...

En fin, eso: prefiero dedicar mi tiempo a glosar la excelente En construcción que a redactar los principios sobre los que baso mi actividad crítica. Total, va a dar exactamente igual la próxima vez que alguien se moleste.

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